Una embajada japonesa y el turrón de Jijona (y 2)

1.-¿QUIÉN ES EL AUTOR DE CONDUCHOS DE NAVIDAD?

El autor de Conduchos de Navidad es José Guardiola Ortiz

Es el propio José, quien narra en el capítulo “La pequeña historia de este libro” cómo se fraguó la idea de escribir el libro Conduchos de Navidad y Gastronomía Alicantina. Resulta interesante el hecho de que el propio autor no escatima ningún detalle en su descripción de cómo llegó a urdir la creación de su narración histórica novelada Conduchos de Navidad

Portada del libro Gastronomía Alicantina de José Guardiola Ortiz.

Corría el mes de noviembre de 1935 cuando un amigo suyo le pidió que escribiera un artículo sobre recetas navideñas para un semanario impulsor de la fiesta de San Juan. Finalmente escribió diferentes recetas que fueron publicadas con las iniciales de su nombre, lo que supuso el comienzo de su pasión por el estudio de la gastronomía.

En aquel tiempo José Guardiola era un eminente abogado que desarrollaba su actividad profesional en la capital alicantina. Al descubrir su secreta pasión por el arte culinario le asaltaron las dudas: “asaltome el recelo de cómo acogería mi clientela la mezcolanza de cosas tan dispares como la toga y el birrete con el mandil y gorro de cocinero”, pues muchas personas tildaban de frívola e insustancial la literatura culinaria.

Un día le asaltó el recuerdo de Martínez Montiño, cocinero mayor del Rey y autor del libro Arte de cocina, pastelería, biscochería y conservería, asociado “al de cierta Embajada japonesa que estuvo de paso en nuestra ciudad, allá por el último tercio del siglo XVI”, aunque desconocía cómo podían ayudarle estos dos recuerdos a solucionar su gran dilema, sobre si dedicarse o no a la literatura culinaria.

Casualmente se halló con dos buenos amigos, don Juan Guerrero y don Francisco Navarro, quienes le habían proporcionado informaciones para la publicación de su Biografía Íntima de Gabriel Miró, que acababa de aparecer. A ambos les expuso su idea de dedicarse al estudio de la gastronomía y al hacer mención de la embajada japonesa ambos se echaron a reír. El motivo era una extraña coincidencia de la que habían sido protagonistas, puesto que no hacía mucho que había visitado Alicante Shizuo Kasai, rector de la Academia de lenguas extranjeras de Tokio y amigo de Francisco Navarro, en busca de datos de una embajada de su país que visitó Alicante.

Tras este encuentro José Guardiola se quedó preocupado; puesto que no recordaba dónde había leído las noticias sobre la llegada de huéspedes tan insignes a tierras alicantinas. Pasó el resto del día intentando hacer memoria, pero estaba en blanco. Decidió acostarse para que con más calma y sosiego pudiera recordar; sin embargo, nada y además perdió el sueño. Finalmente, llegó a dormirse, pero “no dormí más que un breve rato, y que, al despertar de nuevo surgió la idea fija, y un nombre: Bungo. ¿Bungo?...”. Ahora su preocupación aumentó; puesto que no sabía dónde había escuchado dicho nombre y su significado.

Por lo que completamente desvelado bajó a su despacho a indagar sobre tan extraño nombre. Buscó en el Diccionario enciclopédico hispano-americano de literatura, ciencias y artes, pero no encontró nada. No se desanimó y pasó a buscar en la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana donde recopiló una breve noticia sobre la situación geográfica de la provincia de Bungo en Japón. Esta pista tampoco era suficiente; ya que no podía relacionar a la provincia de Bungo con los recuerdos de una embajada japonesa en tierras alicantinas. Siguió buscando en la obra de Luis Moreri Le grand dictionnaire historique, si bien sólo halló referencias sobre la situación administrativa y geográfica de Bungo, cuando iba a desistir, “al final del artículo entreveo una llamada: véase “Embaxada del Japón” y clic se hizo la luz. Allí se encontraba una relación detallada de esta embajada que incluyó en su libro Conduchos de Navidad en las páginas 68 a 72. Al final fue una noche muy ventajosa, pues la fortuna vino en su ayuda y como él mismo narra: “lo que faltaba en el Moreri lo hallé enseguida al abrir, por azar aparente, la Crónica de Alicante, de Viravens, por la página 127”.

Como hemos visto, en palabras del propio autor, fue José Guardiola Ortiz quien escribió la fantástica historia novelada de la llegada de una embajada de príncipes japoneses a la millor terreta del món en 1585 y la sucesión de aventuras y desventuras que les sucedieron mientras esperaban la partida hacia tierras italianas. 

En la reedición de 1972 en el Prólogo, el editor, Agatángelo Soler Lorca, remarca esta autoría: “Guardiola, en un castellano rancio e insuperable, compone la obra, y la dota de cuantas “aprobaciones” y “licencias” fueron necesarias”. En este mismo capítulo Agatángelo cuenta como no sólo esta invención quedó reflejada en la adopción de tipografía y el uso de un castellano de la edad moderna, sino que llega: “incluso, a imprimir algunos tomos en papel especial, los encuaderna en pergamino y los “envejece” en la propia bañera de su casa, usando procedimientos mágico-químicos a los que no fue totalmente ajeno mi propio padre, Don Agatángelo Soler y López, farmacéutico de verdad y gran amigo de Don José, asiduo visitador y contertulio de la rebotica de la vieja farmacia de la “plaseta de Sant Cristófol”.

2.-¿QUÉ NARRARON LOS CRONISTAS ALICANTINOS SOBRE EL PASO DE ESTA EMBAJADA?

Cómo hemos visto anteriormente José Guardiola se basó para escribir su historia en el texto del cronista Rafael Viravens Pastor, que dice lo siguiente: “Alicante fue honrada en Diciembre de 1584 con la presencia de una Embajada que en 1582 enviaron los Reyes de Bango, Arima y Omena a la Corte de España para ofrecer a Felipe II la obediencia de aquellos Príncipes.

Los enviados japoneses, personajes de muy alta estima que vestían riquísimos trajes, fueron recibidos por el Concejo y hospedados en la casa de D. Diego de Caisedo, Receptor del Rey, donde recibieron los obsequios de los nobles, de los eclesiásticos y de todos los Alicantinos, quienes celebraron grandes fiestas en honor de los Embajadores, los cuales se embarcaron en este puerto el 6 de Enero de 1585 para dirigirse a Roma con objeto de reconocer la Autoridad pontificia de Gregorio XIII, en nombre de los Reinos que representaban, convertidos al Catolicismo”. 

El deán Vicente Bendicho en su  Crónica de la Muy Ilustre Noble y Leal Ciudad de Alicante escrita en 1640 ofrece una información más detallada sobre los componentes de la misión, las fechas de la embajada y la recepción papal.

Sobre sus estancia en Alicante son más bien pocos los datos que nos facilita: “Por Murzia llegaron a Elche y fueron bien aposentados, porque con ellos venía el padre Pepiñán de la Compañía de Jesús, hombre doctíssimo y muy humanista, de donde passaron a Alicante para embarcarse. Fueron hospedados en casa de Diego de Caisedo, reseptor de su magestad, la ciudad les visitó, que lo estimaron en mucho, y, también, el regalado presente que le hizo. Embarcáronse a los 6 de henero de 1585, día de los Reyes, a Liorna, a 1 de marzo llegaron a Roma(…)”.

Es en la obra del padre Juan Bautista Maltés donde se aportan más datos sobre la personalidad de los embajadores “Es tambien mui curiosa la otra noticia, que se sigue: Por el Diciembre de 1584 llegaron a Alicante D. Mancio Ito, y D Miguel Cinguiza Embaxadores Japones. Aquel por el Rey de Bungo D. Francisco mui cercano deudo suyo; y este otro por el Rey de Arima D Protasio, y por el de Omura D Bartolome, primo de el uno, y sobrino de el otro. Venian acompañados de dos Señores principales del Japon, D. Julian de Nacaura de sangre real, y D. Martin de Hara. Llevaban en su compañía al R.P. Jayme de Mezquita de la Compañia de Jesus (…)”. Seguidamente se indica que, a pesar de estar cubierta la estancia de estos embajadores en todas las ciudades que visitaran por la hacienda real, la ciudad de Alicante quiso hacerles una serie de regalos. Estos autores también indican la suerte que tuvieron tras regresar al Japón D. Julián de Nacaura y el padre Mezquita. 

En ninguna de las tres crónicas en las que se cita la visita a Alicante de los embajadores japoneses se cuenta que visitaran la villa de Xixona.

3.-¿QUIÉN ERA JOSÉ GUARDIOLA ORTIZ?

José Guardiola Ortiz nació en Alicante en 1872 en el seno de una familia modesta que tenía una zapatería. Era el segundo de tres hermanos. Completó los estudios primarios y el bachillerato en Alicante. En 1896 se licenció en Derecho en la Universidad de Valencia. Inicialmente ingresó en el despacho del abogado José Mariano Milego Inglada en su ciudad natal, para posteriormente abrir su propio bufete. Se casó en tres ocasiones. Su primera mujer fue Rafaela Costa Tomás, hermana de su amigo Emilio Costa, director del Diario de Alicante. Tuvieron 5 hijos: Rafaela, María,José, Micaela y Álvaro. Al enviudar se casó con Enriqueta Mira Tomás, prima de su primera mujer. Enriqueta falleció a los dos años y no tuvieron descendencia. Se casó una tercera vez con: Remedios Soler Miquel, viuda jijonenca, con la que tuvo dos hijos: Fernando y Francisco Guardiola Soler.

Desempeñó un extraordinario papel en la vida social y cultural de Alicante, impulsando iniciativas políticas, sociales, culturales y educativas. Además del castellano, Guardiola escribía y hablaba correctamente en francés y valenciano.

Fue una persona de brillante oratoria como así demostró en un sin fin de actos e intervenciones públicas, por citar alguna en 1917 leyó el discurso de Gabriel Miró, a petición suya porque no podía asistir al acto, en el homenaje a José Franco Rodríguez, médico, periodista, diputado al Congreso, cuando fue nombrado Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes. Otra de sus pasiones fue el periodismo. Comenzó muy joven, en 1896 en la revista El Ateneo, colaboró en el Diario de Alicante, dirigido por su cuñado Emilio Costa y fundó y lideró el periódico El Republicano (1897-1901). 

Ocupó diversos cargos en instituciones culturales y sociales. Fue miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de la Academia de la Historia, del Centro de Cultura Valenciana y de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Fue presidente de la Comisión Provincial de Monumentos de Alicante y del Ateneo. 

Consiguió reunir a un selecto grupo de amigos, representantes de la cultura y el arte alicantino. Cabe citar al escultor Vicente Bañuls, al escritor Gabriel Miró, al compositor Óscar Esplá, al arquitecto Juan Vidal, al pintor Emilio Varela, al economista Germán Bernácer, al director del Diario de Alicante Emilio Costa, al archivero Eduardo Irles, al cronista y arqueólogo Francisco Figueras Pacheco, al escritor y político Vicente Blasco Ibáñez y a mucho más.

Fotografía de José Guardiola.

José Guardiola también fue un insigne y apasionado político. Se definía como republicano y seguidor de Maisonave. Al fragmentarse el republicanismo a finales del siglo XIX siguió la tendencia posibilista de Emilio Castelar. Al retirarse este político siguió la senda marcada por la opción centralista republicana de Nicolás Salmerón, liderada en Alicante por José Ausó Arenas, quien fundó un nuevo partido que finalmente terminaría integrándose dentro de la Unión Republicana. Desde 1897 y hasta la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera fue concejal en el Ayuntamiento de Alicante. En las elecciones de 1931 fue elegido de nuevo concejal, pero fue nombrado Gobernador Civil de Valladolid, ocupando este cargo hasta 1934.

Consiguió importantes éxitos profesionales. Así ocupó el cargo de decano del Colegio de Abogados de Alicante desde diciembre de 1925 hasta junio del siguiente año. En 1936 recuperó este cargo, que ejerció durante la Guerra Civil. Durante la contienda defendió a muchas personas sin importarles sus ideas políticas. Así en 1938 asumió la defensa del joven falangista Agatángelo Soler Llorca, quien le devolvió el favor un año después al convertirse en su valedor delante del Tribunal Militar que le juzgó por responsabilidades políticas y que le condenó a la pena de confinamiento en su domicilio de la playa de San Juan. Tras la victoria fascista fue expulsado del colegio de abogados, pero recurrió la sentencia y el 13 de julio de 1946 la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Alicante acordó su reincorporación. Cosa que no pudo hacer al fallecer ese mismo día.

4.-LA SOLUCIÓN DEL ENREDO

La solución a tan maño enredo se halla en las dádivas que la ciudad de Alicante entregó a tan sublimes visitantes. Juan Bautista Maltés en su obra ya nos da alguna pista sobre ello: “aunque el Rey á cuenta de su Real Tesorería  les hizo toda la costa, hasta salir de este puerto; sin embargo la Ciudad les regaló liberalissimamente con muchos dulzes, dadivas, y otras preseas”. 

En el Archivo General de Simancas se encuentra una carta fechada el 12 de marzo de 1585 bajo el título de “Cargo de diferentes cosas que se dieron a los príncipes de Japon que se embarcaron por Alicante para Italia”. Esta misiva de 2 hojas incluye una relación detallada de los obsequios y de su valor que se entregaron a estos visitantes. Entre ellos “una arrova de turrón”. Suponemos que este delicioso dulce fue probado por los jóvenes japoneses y que dieron cuenta de él antes de llegar a Roma. 

El turrón y el pan de higo eran dos dulces que el Ayuntamiento de la capital alicantina solía regalar por Navidad. El 31 de octubre de 1582 el notario y síndico de la ciudad de Alicante elevó una súplica ante la Real Audiencia, porque: “de temps inmemorials, en cascun any, dita ciutat de Alacant, acostuma pera festes de Nadal, pagar a sos advocats y sindichs residents en la present ciutat de Valencia, llurs salaris, part en diners y part en un present que sels dona, de una arrova de torrons y altra de pans de figues” y el doctor del Real Consejo y visitador Juan Pérez de Beneytos, tras revisar las cuentas municipales, había dado orden al clavario para que abonase estos gastos del presupuesto, por ser dispendios extraordinarios. Finalmente, el 22 de noviembre de dicho año una provisión del virrey Moncada aclaraba que estos gastos se consideraban ordinarios por lo que debían reflejarse en el presupuesto de la ciudad. Como bien expone Francisco Figueras Pacheco los concejales alicantinos pensaron que esta provisión les otorgaba carta blanca en los dispendios y se excedieron. Así el 25 de octubre de 1595 Felipe II remitió una carta en la que reducía los gastos en este capítulo: “Que en turrón y pan de higos para presentar la Navidad, prohibo y mando que no pueda gastar esa mi ciudad más de cincuenta libras cada año”.

Vista del frente marítimo de Alicante.

En aquel tiempo sabemos que en Xixona ya se fabricaban turrones y dulces, siendo eso sí una actividad complementaria de las principales fuentes de ingresos que eran la agricultura y la ganadería. 

De finales del siglo XVI e inicios del siglo siguiente conocemos al menos los nombres de 3 jijonencos cuya profesión es la elaboración de turrones como así lo declaran cuando concurren delante del notario. Estos son: Melchor Mira, hijo de Nofre, Thomas Alcaras, hijo de Geroni y Sancho Mira.

El más famoso de ellos es, sin duda, Sancho Mira, quien no sólo producía turrones y dulces; sino que los comercializaba y su profesión era esta actividad artesanal.

Tenemos documentada una transacción comercial fechada el 11 de octubre de 1588, en plena fira de Cocentaina, entre el turronero Sancho Mira y Ludovico Juan Mira notario de la villa de Cocentaina, por la que el primero vende tres arrobas de turrón por 13 libras y 7 sueldos comprometiéndose a llevarlas a la villa de Cocentaina al segundo: (…) trece libras y siete sueldos moneda real de Valencia del precio de tres arrobas de Torrons, que por mí han sido traídas en días pasados y vendidas en seis arquetas o cajitas y que por vos fueron compradas y dispuestas para su reclamación por orden del Ilustrisimo Comicio de Cocentaina.

En 1602 Sancho Mira envió 9 arrobas de turrón al licenciado Canseco de Quiñones, inquisidor de Valencia, que inicialmente no pagó. Posiblemente a finales de 1602 o inicios de 1603 falleció Sancho Mira

En 1603 Andrés Mira, hijo de Sancho Mira, dio poderes al prevere Thomas Verdú para que cobrara la cantidad adeudada por: “nueve arrobas de turrones al precio y valor de aquellos a razón de 5 ducados cada una arroba, y el valor de las cajitas en las cuales fueron envasados aquellos y derechos de treta que acumulado todo precio suma de 47 ducados y 12 sueldos, del que les es deudor, los cuales turrones envió en el año 1602” . Conocemos que en 1607 se otorgó un segundo poder, por lo que todavía Sancho Mira no había cobrado.

El 26 de febrero de 1590 el matrimonio formado por Ludovicus Espí, filius André et Vilonat Sonyer et de Espí acudieron al notario Marco Antonio Aracil para pagar una deuda a Sancho Mira hijo de Onofre de profesión turronero.

Estos documentos no sólo atestiguan que los jijonencos fabricaban turrón a finales del siglo XVI, si no, lo que es más importante, que lo comercializaban.

7.-EPÍLOGO

Anuncio de la serie para televisión La Embajada de los Jóvenes Tensho.

El 17 de enero de 2019 la plataforma digital Amazon Primer estrenó en más de 180 países la serie para TV La Embajada de los Jóvenes Tensho. La serie consta de 10 capítulos de 45 minutos cada uno que se pueden visualizar en versión original japonesa subtitulada al castellano. Está dirigida por: Hiromi Kusaka, Yui Miyatake y Shunichi Nagasaki producida por la empresa japonesa Cross Media en colaboración con la española B-mount Film. La serie fue rodada en escenarios españoles como las ciudades de Valladolid, Salamanca y Puerto Sherry del puerto de Santa María. Entre el elenco de actores, la mayoría jóvenes promesas japonesas, se hallan los españoles: Simón Andreu y Fernando Gil. Esta emocionante historia de la llegada de los jóvenes japoneses a tierras españolas ha tenido su epílogo en Murcia, puesto que el 25 de septiembre de 2014 se presentó en la biblioteca Salvador Aguilar de Molina de Segura el libro Cartas a Japón. 1584-1585. El paso de la embajada Tensho por la ciudad de Murcia de la escritora Yukiko Kondo. El libro fue publicado por la Sociedad Ibero Japonesa en Murcia dentro del año dual España-Japón 2013-2014. Se trata como dice su autora: “de una recreación de lo que sintió un joven japonés perteneciente a la embajada cultural que llegó a Murcia desde Japón en 1584 y 1585; pero no es un libro histórico”.

BIBLIOGRAFÍA

GALIANA CARBONELL, Fernando, “Los Príncipes de Bungo, Arima y Omura y el turrón de Xixona”, Guai, noviembre 1976, Jijona, Consejo Local del Movimiento, portada.

GARCÍA MONERRIS, Alejandro, “Brindis por la olleta al forn”, Programa de Fiestas de Moros y Cristianos, Xixona, Comisión de Fiestas, 1962.

GARRIGÓS SIRVENT, Bernardo, «Una embajada japonesa y el turrón de Xixona», El Programa, Xixona, Federació de Sant Bartomeu i Sant Sebastià, 2020; págs 178-191.

Bernardo Garrigós Sirvent, cronista oficial de Xixona. #cronistasoficiales

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