El 4 d’octubre de 1971, incendio en la iglesia de Xixona. Déu provirà!

El 4 d’octubre de 1971

eren més o menos les onze de la nit

algú que passava va vorer eixir fum.

De moment tots van anar cap allí.

S’ha cremat l’esglèsia del meu poble vell.

S’han cremat les imatgens i no ha quedat res.

S’ha omplit de fum i han caigut les parets…..

Así cantaba nuestro querido cantautor local Francisco Arques, Paquitín, haciendo un perfecto resumen de lo acontecido el fático día de Sant Francesc.

Altar Mayor de la iglesia Parroquial tras el incencio

El lunes 4 de octubre, día de Sant Francesc, de 1971 un cortocircuito provocó que se incendiara el interior de la Iglesia Parroquial de Xixona quedando prácticamente destruido el Altar Mayor y afectados por el humo todo el interior del templo parroquial.

Parece ser que el fuego se produjo sobre las nueve de la noche; sin embargo, no fue alertado por los vecinos hasta cerca de la medianoche, cuando el fuego hizo estallar los cristales de las vidrieras del templo. Curiosamente fueron el médico Marcelo Mira y el practicante Julián Cabezós quienes venían de atender una urgencia al pasar por delante de la Iglesia Parroquial observaron como los cristales de la ventana lateral caían y pudieron ver el humo negro salir por ella. 

El primer centro de mando, por así decirlo, se estableció en casa del practicamente, su mujer, Inmaculada, se dedicó a localizar teléfono en mano a las fuerzas vivas de la localidad: alcalde, guardia civil, policía local, para avisarles del suceso. Mientras Julían y Marcelo a pie de calle iban coordinando a los primeros vecinos y jijonencos que asistían a comprobar la tragedia.

Uno de los primeros en asistir fue el cura párroco, Francisco Munuera, quien vivía en la casa parroquial situada frente a la puerta de entrada de la iglesia. Francisco Munuera había sido trasladado a Xixona hacía relativamente poco, puesto que llegó en 1969. El vicario de la parroquia era Josep Carmona quien había llegado el 17 de septiembre de 1970.

Josep Carmona, vicario en aquel tiempo en la parroquia, apuntó que realmente fue la tía Gangalla, vecina de la iglesia, quien alarmó a los parroquianos del bar Monterrey al poco de producirse el incendio, aunque debido a su aspecto desaliñado y a ser considerada persona de poco crédito no fue considerada su solicitud de ayuda ante el incendio del templo parroquial.

Estado de una de las naves laterales tras el incendio

Entre los primeros que se personaron en el incendio estaba el cura párroco, Francisco Munuera; el alcalde,Arturo Sirvent, los vecinos colindantes y Josep Carmona, vicario de la parroquia. Josep comentó en El Programa de 2022 que fue su amigo y vecino colindante de la iglesia, Francisco Riera quien fue a su casa en la calle Doctor Ayela 27 para darle la noticia. Quico llamó a la puerta y le despertó. Josep que se encontraba durmiendo al despertarse le preguntó que pasaba y Quico le dijo: «Què està cremant-se l’església!» Josep siempre había pensado que cuando se producía un incendio repicaban las campanas de la iglesia para avisar a los vecinos del fuego. Como estaba medio dormido le preguntó a Quico:»I com és que no estan voltejant les campanes?» Quico quedó un poco preocupado al escuchar esta pregunta puesto que significada que Josep no había comprendido realmente lo sucedido por eso Quico le contestó: «com havien de voltejar les campanes si era la mateixa església la que estava cremant-se» Fue en ese momento cuando Josep fue consciente de lo sucedido.

Josep Carmona también relata otra anécdota protagonizada por la tia Pericana, que vivía en la calle del Fossar frente a la puerta trasera del templo parroquial. Debido a la dificultad de entrar a la iglesia por la puerta principal a causa del humo se pensó que quiza se podía acceder por la puerta que daba a la calle del Fossar. El cura, el alcalde, Quico el carnisser padre intentaron entrar por dicha puerta, pero debido al fuego esta se había dilatado y no cedía a los intentos de abrirla. Sin embargo este problema no los desanimó por lo que buscaron un palo grande y fuerte y a modo de ariete arremetieron contra la puerta para derribarla y tener ya un punto de acceso preparado para cuando los bomberos llegaran. Los sonidos de los golpes del improvisado ariete contra la puerta despertaron a la tía Pericana quien placidamente dormía. Esta se alarmó se asomó al balcón y al ver el espectácul gritó a todo pulmón: «lladres, pocavergonyes…demà li ho diré al senyor cura!«

Detalle del estado del Altar Mayor de la Iglesia

Para sofocar el fuego fue fundamental la intervención de los bomberos de Alicante y Alcoy, la Guardia Civil y algunos vecinos. Sobre las 3,30 h de la madrugada se pudo controlar y apagar el fuego. Josep Carmona narra también otra anécdota cuando al declararse el incendio un funcionario municipal decidio colaborar con la extinción del fuego con el pequeño camión antiincendio municipal. Para ello fue a recoger el camión y llevarlo a la iglesia, pero el poco uso que se hacía del pequeño camión de bomberos de Xixona, lo intempestivo de la hora y la falta de precipitaciones hicieron que la cisterna estuviera vacía. Así tuvo que ir primero a llenar la cisterna y después se desplazó al lugar de incendio, sin embargo cuando consiguió llegar con la cisterna completamente llena los bomberos de Alicante y Alcoy ya lo habían sofocado.

Josep Carmona también comenta otra anécdota de la que fue protagonista. Enfrente de la iglesia en la calle Josep Hernández Mira vivían Conxeta i Fineta Sirvent Carbonell, les farineres, quienes dedicaron su vida al servicio de la parroquia, ya sea como catequistas, costureras, visitando a los enfermos y ayudando a los pobres y personas necesitadas. Conxeta i Fineta se acostaron a la caida del sol, como hacían siempe, para levantarse al amanecer. Su sueño fue tan profundo que no oyeron ni a un camión de bomberos que aparcó delante de la puerta, ni a los hombres entre ellos el alcalde y el cura con un ariete golpeando la puerta trasera, ni a los chillidos de alarma de los vecinos que salían asustadas de sus casas. Al amanecer del siguiente día se levantaron, se asearon y se vistieron para asistir a la misa de las 7 de la mañana. Josep fue testigo de la cara de sorpresa que se les quedó cuando al salir de casa se encontraron con todo lo sucedido. Con el paso el tiempo agradecieron a Dios que las hubiera librado del padecimiento de ver personalmente como el fuego consumía al templo parroquial.

Estado de la Capilla de la Comunión después del incendio.

Dada la magnitud de la tragedia las fuerzas vivas de la localidad se movilizaron rápidamente y a la mañana siguiente visitaron el templo: el alcalde, Arturo Sirvent Miralles y el arquitecto municipal, José Ibáñez Baldó, en aquel momento presidente del Colegio de Arquitectos de Alicante, para comprobar la magnitud del desastre, evaluar los daños y comenzar la reconstrucción.  El panorama era desolador, puesto que del Altar Mayor sólo quedaban las cuatro columnas salomónicas, y cuatro de las ocho imágenes del retablo (santos Agustín, Ambrosio, Atanasio y Cristóbal), que fueron restauradas en 2008 y que se pueden ver en la actualidad en la capilla de las Ánimas a los pies de este templo. El resto de las capillas laterales, incluso la capilla de la Comunión, se vieron ennegrecidas por el humo que las cubrió de una pátina negra de hollín.

Inmediatamente comenzaron las tareas de reconstrucción.

Bernardo Garrigós Sirvent, cronista oficial de Xixona, #cronistasoficiales

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